Por qué deberíamos tomarnos en serio las experiencias de los demás y actuar de una manera extremadamente responsable frente a ellas.

La forma en que la mayoría de los humanos clasifican lo que importa generalmente no sigue lo que realmente lo hace. Nuestra programación predeterminada está optimizada para rastrear cosas que nos ayudaron a reproducirnos y sobrevivir en nuestro paisaje ancestral y para «pintarlas» de manera que estas se sintieran como si estas fueran las cosas que realmente nos importasen. También tienden a sentirse como si estuviéramos en contacto directo con la cosa externa y su esencia. Todo esto en realidad no es cierto, nuestras experiencias de las cosas son en realidad representaciones internas isomórficas a lo que está fuera nuestro. Cada vez que ves algo fuera de ti, la luz que refleja llega a tu retina, lo que activa tu nervio óptico, que envía señales a tu cerebro donde se hace una representación que es lo que en realidad estás experimentando. Lo mismo ocurre con todas las demás sensaciones del «mundo exterior». Muchas personas dirían si se les pregunta, que esto es obvio, pero muchas veces no lo entienden realmente, o no llevan esta línea de razonamiento lo suficientemente lejos como para que empiece a afectar la forma en que actúan, o la siguen solo parcialmente de maneras que los llevan a concluir que nada realmente importa, actuando así también de manera irresponsable.

Nuestro cerebro hace una representación/simulación de la realidad, eso es en lo que «vivimos»/somos, de cartoon epistemology.

Las cosas (o mejor dicho, las experiencias) fuera del bolsillo que somos sí importan, y mucho. De la misma manera que las partículas pueden tener cargas o la materia tiene diferentes temperaturas, cada experiencia tiene una característica que hace que se sienta bien, mal o de una manera neutral, esa característica es la valencia, la valencia es lo que construye el eje placer-dolor. El hermoso olor de las fresas generalmente tiene una valencia positiva, lo mismo que la alegría, mientras que el dolor o el temor existencial generalmente tienen una valencia negativa. Aunque alguien podría decir que la experiencia de ver, por ejemplo, como sucede un evento particular es subjetiva y puede ser diferente dependiendo de a quien se le pregunte, o la experiencia de escuchar la misma canción, o ver el mismo objeto puede ser mejor o peor para diferentes personas, haciendo así que el valor sea relativo, yo argumentaría que esa conclusión es solo el resultado de intentar medir el valor de manera incorrecta. El valor en realidad reside en las experiencias, tu representación del holocausto muy probablemente tiene un tono negativo, mientras que la de alguien que lo apoyó puede tener uno positivo, pero esas opiniones no cambian las experiencias de quienes lo vivieron, su sufrimiento sigue siendo malo. También podemos notar que lo que hace que diferentes representaciones del mismo fenómeno se sientan de mejor o peor manera es la estructura de esas experiencias, y así, si una canción te pareció hermosa un día y al siguiente horrible, esto en realidad es causado por diferencias en las formas y estructuras de estas representaciones (probablemente lo que determina qué tan buenas o malas son esas estructuras son sus niveles de consonancia y disonancia). La valencia es real, las experiencias horribles son realmente, verdaderamente horribles y las hermosas son realmente hermosas. Esto se hace evidente para quien se ha roto una pierna, para quien sufre de dolor crónico, o para quien está teniendo una experiencia increíblemente intensa y llena de amor con MDMA. Otra forma en la que puedes pensar sobre esto es dándote cuenta de que tu momento de experiencia actual es «lo que es» y se siente tan bien, mal o neutral como se sienta, independiente de las opiniones que alguien más pueda tener sobre este, lo mismo aplica para todos los demás momentos de experiencia del universo.

Creo que deberíamos actuar con extrema responsabilidad hacia esos momentos de experiencia con valencia tan intensa, el que no nos importe tiende a doler después, mucho. La mayoría de las personas reconocerán que conducir borracho es bastante tonto e irresponsable, lo mismo que enfrentarse a un ladrón con un cuchillo cuando no tienes uno, pero creo que deberíamos aplicar ese cuidado y seriedad sobria hacia muchas otras cosas, tomando también en consideración el hecho de que las peores y mejores experiencias tienen exponencialmente más valor que las cosas que usualmente experimentamos, como Andrés Gómez Emilsson escribe en Logarithmic Scales of Pleasure and Pain: Rating, Ranking, and Comparing Peak Experiences Suggest the Existence of Long Tails for Bliss and Suffering.

Aunque podamos imaginar que las experiencias crecen en intensidad linealmente, hay muchas razones para creer que en realidad lo hacen exponencialmente.

Para alguien que vivió hace 20,000 años, muchas cosas que nos importan hoy, digamos nuestras calificaciones en la escuela o las interacciones a través de las redes sociales, probablemente serían extremadamente extrañas e inesperadas. Yo diría que, después de tomar una mirada sobria y seria en la naturaleza real del valor y dejar que eso actualice honestamente las cosas que priorizamos y las formas en que actuamos, también terminamos con una forma bastante diferente de ver el mundo y sobre lo que deberíamos hacer, la cual puede ser bastante inesperada. Ahora comenzamos a pasar mucho tiempo tratando de encontrar formas de abortar cefaleas en racimos, maneras de tratar mejor el dolor crónico, o comenzamos a ver las cosas increíble y extremadamente horribles que suceden en la industria ganadera a través de una perspectiva diferente a la humana usual en el que solo parece algo lejano que está, mediante alguna lógica dudosa, justificado, incluso comenzamos a dudar de las formas en las que deberíamos actuar ante la existencia del sufrimiento de los animales salvajes, y comenzamos a preocuparnos mucho más por intentar que nuestro futuro vaya en buenas direcciones, entre muchas otras cosas.

Imagina que hubiera alguien que tuviera un botón que activara una máquina que le cortaría el dedo 10 minutos después de presionarlo, pero tuviera un poco de diversión al presionarlo y eligiera hacerlo voluntariamente, claramente no muy inteligente, ¿quién en su sano juicio lo presionaría? Yo argumentaría, sin embargo, que esta categoría de problemas también incluye los tipos de cosas mencionadas anteriormente, la gente toma decisiones basadas en sus deseos inmediatos y no considera el efecto que eso puede tener en otros lugares/momentos.

Una perspectiva importante para agregar a esto es de la identidad personal. ¿Cómo podemos estar tan seguros de que somos un ser separado e independiente que sobrevive a través del tiempo? ¿qué es lo que cargaría nuestra identidad a través del tiempo? ¿nuestros recuerdos? no son agujeros de gusano hacia el pasado, solo son formas que toma nuestro cerebro que hacen que representaciones de cosas que nos han sucedido reaparezcan en nuestra experiencia, además, si alguien tuviera los mismos recuerdos, ¿serían automáticamente la misma entidad que tú en otro lugar? ¿por qué? si perdieras tus recuerdos, ¿de repente te convertirías en una entidad diferente?, los recuerdos no son entidades fundamentales, solo son estructuras particulares que toma nuestro cerebro, nuestros átomos también están cambiando todo el tiempo, lo mismo ocurre con la forma de nuestro cuerpo (que como decía, no es fundamental, dos cuadrados con el mismo ancho y longitud no son el mismo cuadrado solo porque su forma sea compartida), yo argumentaría que no es posible encontrar tal portador constante «solo tuyo» de identidad, y que si estamos dispuestos a aceptar que lo que somos sobrevive con el tiempo, tendríamos que también aceptar que ese portador de identidad es el mismo para todos los seres, tus átomos alguna vez estuvieron dentro de una estrella y alguna vez pudieron haber pertenecido a otro animal, no hay nada que haga lo que te conforma «solo tuyo» y separado de lo demás, también está la perspectiva que ve al universo como un campo único, que tiene muchos segmentos como el que somos, entre muchos otros argumentos que no mencionaré aquí. Deberíamos considerar seriamente la idea de que en el fondo somos solo un ser, o al menos que no somos realmente individuos de la manera que usualmente asumimos que somos, aunque estas visiones inusuales sobre la identidad personal puedan parecer solo cosas esotéricas que la gente ve revelada en psicodélicos y no algo proveniente de un entendimiento científico y sobrio, la idea del individualismo abierto «todos somos uno» ha sido defendida y considerada por muchos pensadores famosos cuyo pensamiento usualmente no consideramos solo tonterías (por supuesto esto no es necesariamente un argumento para darle credibilidad inmediatamente pero vale la pena mencionarlo), como Arthur Schopenhauer, Erwin Schrödinger y Freeman Dyson entre muchos otros, y creo que después de pensar profundamente sobre el tema, encaja muy bien en una forma científica racionalista de ver la realidad.

Se puede argumentar que el sufrimiento de un cerdo en un matadero, o de alguien teniendo una cefalea en racimos es en realidad el nuestro, entonces ¿por qué hacernos/dejarnos dejar sufrir? ¿por qué no deberíamos actuar con la misma responsabilidad que ya damos a muchas cosas, para evitar que les pasen cosas malas a seres que probablemente son diferentes de nosotros de una manera ilusoria?. Además, incluso ignorando esta visión, puedes notar que todas las experiencias son igualmente reales y en última instancia solo expresiones del mismo universo, creo que es extremadamente difícil encontrar una razón por la cual tu experiencia de alguna manera sería más importante que el resto solo por ser tuya.

No deberíamos permitir que sigan ocurriendo cosas horribles, deberíamos actuar para reducirlas tanto como sea posible, y salvarnos.

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